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jueves, 2 de agosto de 2012

“EL DUENDECITO y LA GAVIOTA “

“EL DUENDECITO y LA GAVIOTA “


El mar… Inmensamente grande… Y pequeño…
Lo vivido y regalado,aún hoy,parece un sueño
Mirándote profundamente, sentí ser tu dueño…
Como una vieja “fuente de deseos”, pretendí : me escuchases
Qué pretensión la mía ! Deseando decir al mar… Mis frases ¡
Claro, no tienes vida ¡ Al menos, éso yo creía…


Testigo fiel de mis rabietas ,tristezas y alegrías…
Escuchaste calmo todo lo que decía.
A veces silencioso , tu furia arremetía ¡
Claro, no tienes vida ¡ Al menos, éso yo creía…

Sentiste lástima? No sé…
Compasión …? Tal vez … Pero cierto es…
Que del oleaje tempestuoso
Y con gran vuelo majestuoso…
Haciendo esquivos entre una y otra…
Se posó una gaviota… Que me hizo dichoso.

Porqué tu dolor humano? Porqué tus desdichas?
Preguntó el ave salida de un cuento de “maravillas”
Y allí… Suavemente,puso en mi mano,”una piedecita”
Rozando, pues entonces, su ala en mi frente…
Miles de lucesitas, hicieron de la gaviota : un Duende ¡

Cómo imaginas a un Duende…?
Real…? Fantásticamente…!
Mitad magia… Mitad niño…? Eso depende:
De todos los sentidos; uno sólo : El corazón.
Sólo él hace todo de mil maneras diferentes…
Simplemente : Siente!

Duendecito travieso, que mientras esto yo pensaba,
Moviste mi mano y la piedrecita, con el resto,se mezclaba!
Mas fue mi preocupación: Dónde estaba la “piedra encantada”?
Escondida entre millones… No la hallaba!

Como un rayo penetrante, pero con paz de niño,
Un resplandeciente fulgor, iluminó mi rostro!
Sería esto lo que llaman “hechizo”?
Y en tiempo que aún, no recuerdo…
En instantes…Como el mar…Fui…
Inmensamente grande… Y pequeño!

Así aquellas preguntas…
El dolor… Las desdichas…!
Golpearon las fibras del alma, todas juntas!
Transformadas en “piedras”,pude verlas…
Unas pesadas, otras livianas…
Grandes, pequeñas…Iguales a muchas!

Oh… Duende de ensueños!
Oh… Gaviota de vuelo majestuoso!
Del mar saliste… Del oleaje tempestuoso…
Entendí tu mensaje
 De todas mis rabias, las tristezas y desdichas…
Sólo YO! De las mías, podía ser el dueño.

Hoy te contemplo silencioso, cuando el dolor me acosa…
Buscando entre el oleaje, a aquél Duende hecho Gaviota…
Que salió del mar… Inmensamente grande…y pequeño…
Regalándome un sueño…Dejándome ser su dueño…
Escuchando todo lo que le decía…
Silencioso… Expectante por lo que acontecía…
Claro…No tienes vida! Al menos, eso yo creía…

Daniel Edgardo Espinosa
(1.992)

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